1.8.07

Puente

No necesito tenerte lejos para extrañarte
porque cada vez que te acercás
siento
el infinito rechazo
de la distancia imposible
el abismo que nos separa
aunque nuestros cuerpos se junten
siento
que no sos mía
que estás del otro lado
que en lo más profundo de la posesión no estás en mí
no te alcanzo
no paso de tu cuerpo
y me caigo
en el vacío infinitesimal
ése que se genera cuando quiero amarte y te das vuelta
porque mi lengua es silenciosa y mi sangre invisible
te das vuelta
y te vas
me dejás
respirando tu perfume que se me mete hasta los pulmones y me invade la sangre
me dejás
y te das vuelta
y volvés
justo antes de que muera envenenado
volvés
y se abre la boca y la lengua no dice pero la sangre sale aunque no se ve
y me purifico
y te vas
una y otra vez la misma historia
que se repite
porque París va de Palermo a Recoleta
como un subte o un colectivo o un taxi o nada o dos personas que caminan juntitas de la mano y se miran y no dicen porque están en París y qué importa si llueve truena o hay un loco regalando naranjas en una esquina
Paris
la France
la rue du Cherche-Midi
y bajar por el boulevard de Montparnasse hasta llegar a la plaza y buscar una terrace sobre Junín
o
mejor
un banquito entre los árboles
o directamente sobre el pasto
mi dedo recorriendo tu cuerpo y tus labios y lentamente penetrando en tu boca hasta enroscarse con esa lengua que no me pertenece y que la quiero y que
te quiero
aún si sos mía
aunque no lo sos porque no salto
me abismo frente al vacío que se abre y me dejo caer
por una improbable vibración del tímpano
por una lengua imaginaria que me rechaza
y me devuelve
a tu perfume
a tu cuerpo
a las calles vacías de noche Buenos Aires donde no hay Recoleta ni Palermo pero sí un ir y venir constante que te busca y no te encuentra
las calles vacías
a través de la plaza adentro del cementerio
entre bóvedas y gárgolas
entre vos y yo
dos lenguas que se quieren y se repelen
como los imanes
que dan vueltas y vuelven
y se vuelven
y vuelven
y se vuelven
y vuelves
y te volvés
a ir
por la rue de Vaugirard
por Montevideo o Santa Fe
y yo me quedo porque no puedo correr detrás de vos, porque estamos en Buenos Aires y no tengo un Pont des Arts para saltar del otro lado, a la Rive Droite, al Quartier Latin, al café entre Honduras y El Salvador, ahí, a todos lugares que no te pertenecen pero son tuyos porque te tienen
como yo no te tengo
porque mis ojos te esquivan
porque mis manos no te retienen
no te pueden retener
se quedan con tu cuerpo
ése que llora y grita y patalea y gime y sonríe
pero no siente
no me quiere
sólo busca otro cuerpo para jugar un ratito y después irse llevándote consigo y dejando el silencio y ese sabor a nada y ese maldito perfume
que me penetra
y me deshace los huesos
me revuelve las tripas hasta que las vomito
en bocanadas de sangre y poemas de mierda
en que te quiero y te extraño aunque estés en la vereda de enfrente y te vea
no sos mía
no te tengo
ni en París ni en Buenos Aires
no te tengo
no sos mía
no sos más que un recuerdo
que atraviesa una y otra vez el corazón
que me aferro para no caerme
que te quiero y te extraño
y que si no salto es para no perderte
para no perderme.