2.5.07

A F T

Había, entre todas las cartas, una, que llamó tu atención, aunque no sabías quién la había escrito ni por qué, esa una, esa única, carta que llegó sin destinatario y que te miraba, medio tristona, esperando a ser leída, esperando a que la abrieras de una puta vez, y cómo no ibas a hacerlo, cómo no ibas a abrir vos esa carta, tan llamativa que pasaría desapercibida al ojo de cualquier observador medianamente entrenado, esa carta, y vos, el sello de un destino que se abría, las primeras líneas que se desplegaban, que se dirigían a vos sin hablarte, que esquivan tus ojos y tus dedos y lentamente se te meten, por una improbable vibración del tímpano, en el cerebro, que quiere ser pelotudo pero hay veces en que no puede, vuelven las palabras como una música que creíste haber oído alguna vez, la carta se deshacía en tus manos y había, entre todas las noticias de los periódicos, una que llamó tu atención, y creíste recordar aquella función de la Filarmónica, la furia del primer movimiento de la quinta, el allegretto del KV 525, corriste a buscar tus discos, von Karajan o Masur, mejor Karajan con la Berliner, y pusiste el disco y cuando apretaste play te atravesaron como flechazos las cuerdas, y las pelotudeces, y la carta.

1 comentario:

x dijo...

es muy lindooo la musica, la musica... la bendita musica... y la eterna pelotudez humana. bien!