Ojalá esto fuera una carta de amor
pero no.
No es
no puede ser nunca una carta
esto es
las entrañas vomitadas,
el reflejo del imperativo categórico,
algo que tendría que haber escrito hace mucho,
algo que escribí una vez hace mucho
y lo re escribo
una y otra vez
porque no puedo hacer otra cosa
Te amo
Te amo
y si el amor es algo indefinible, un rejunte de sensaciones, de elementos químicos, de energías rejuntadas rebotadas retocadas, si amar es la conjunción de todos los valores, el reflejo viviente de todo lo que defendemos, de todo por lo que vivimos, de todo por lo que luchamos
y si el amor nunca puede ser rutina, “nos vemos el sábado” o “quiero estar con vos”, encuentros que se repiten como si fueran un mismo instante que se prolonga indefinidamente
si el amor es lo otro
la búsqueda
el no conformarse
si el amor se reinventa cada día, se muere cuando te vas y renace con tu presencia
si el amor es todas y cada una de esas sensaciones disímiles y contradictorias que me surgen cada vez que te miro
Te amo
Te amo como a nadie nunca en la vida jamás para siempre
Te amo
y eso es imposible
porque a cada mirada se reinicia la búsqueda
pero a cada encuentro desvío la mirada
medio paso al costado y dos para atrás
y me alejo
en silencio
en los pedacitos de un barco que se hunde
con la lengua cortada y la boca llena de sangre
desaparezco
en un grito ahogado
Esto no es una carta de amor
porque nunca me atreví a escribir tu nombre
y si me quedo en tu ausencia
-conformándome con pensarte y extrañarte-
es porque sólo ahí puedo decir
Te amo.