16.12.09

XII

¿Cómo decir lo real?
¿Cómo encontrar palabras
para combinarlas y escribir
esto que te siento?

Mi condena de poeta
estar siempre buscando
en un viaje al interior las palabras
en la cabeza o quizás mi corazón
en la tinta de mi pluma y el blanco de la hoja
la articulación de una cadena insignificante
nimia e inútil
un montón de palabras desplegándose
la kathársis de mi alma
la calma,
el regocijo ante la producción de algo que leerán algunos pocos
y aún menos van a disfrutar
palabras vanas
¿cómo decir lo real?
¿cómo articular el verbo
para que sea carne?
¿cómo hacer para dejar de repetir que te amo
y comenzar a vivirlo?

10.12.09

[fr]. II

Hasta ese momento sólo había visto el jardín y la cocina, pero el resto de la casa me era aún desconocido. Debo decir que merece un párrafo aparte. La construcción databa probablemente de la década del 30 o del 40, pero había sido severamente refaccionada. El ancho del terreno andaría entre los 8 y 10 metros, habíamos entrado por lo que originalmente era la puerta al típico pasillo de las casas chorizo, ahora única puerta de acceso peatonal; aunque el frente de la fachada había sido alterado para construir una cochera, permanecía completamente armónico. Evidentemente, la tarea había sido encargada a un arquitecto con buen ojo. La cochera tenía una salida al pasillo, por la que entramos para encontrarnos con un reluciente New Beetle, propiedad de los hermanos, aunque sólo lo usaba Mauro porque a Paula le aterraba el tránsito porteño. Se lo habían regalado los padres cuando ella sacó el registro, antes de eso la cochera había estado vacía durante años porque la madre nunca manejó y el viejo (así llamaba Paula a su sexagenario progenitor) había decidido no hacerlo más después de un accidente que tuvo a mediados de los noventa y que por poco le cuesta la vida. Extraña coincidencia ésa, mi viejo murió cuando yo tenía 5 y él volvía de un viaje de negocios en Rosario, aparentemente manejaba a más de 150 kilómetros por hora y no pudo esquivar a un camión que venía en dirección opuesta y se cruzó de carril por vaya uno a saber qué motivo. Es aún al día de hoy que no he visto ninguna foto del accidente, lo lloré mucho cuando mamá me contó que había muerto y con el correr de los años me fue dando detalles, pasándome algún que otro recorte de diario, pero siempre sin imágenes. Probablemente, yo haría lo mismo con un chico chiquito, sé que entonces pataleé mucho porque quería ver cómo había sido el fin de mi padre, pero una colisión frontal a tal velocidad debe ser una imagen muy desagradable, el auto vuelto un montón de hierros retorcidos y quizás llameantes, además parece que mi viejo no tenía el cinturón puesto así que mejor ni imaginarme cómo quedó el cuerpo estrellado contra la parrilla del camión (animal muerto a la parrilla, ¿cómo es que yo sí puedo comer asados?), parece que el camionero tampoco llevaba el cinturón porque su cadáver yacía tendido a unos 50 metros de los restos de los vehículos, seguramente el lugar era un mar de sangre y los dos cuerpos completamente desfigurados, ¿quién en su sano juicio mostraría esas imágenes a un niño? Pero el padre de Paula se había salvado, él sí tenía el cinturón puesto y el airbag le salvó la cara, sólo sufrió algunos cortes menores, un par de huesos rotos y la destrucción total de su amado 323. Afortunado el tipo, parece que no solía usar el cinturón de seguridad pero las campañas de Luchemos por la vida habían prendido en su familia que lo obligó a adoptar la costumbre (sorprendentemente, las campañas ésas han tenido alguna otra utilidad más que el que yo recuerde que todas tomamos, pero Paula... iba manejando...).

13.11.09

Subirme a una máquina de muerte,
dirigirme
al encuentro con el otro
más allá de toda legalidad
sobre el límite de la vida
el otro es ella
Cecilia
como aquella primera vez
censurada
truncada
la fascinación ante lo prohibido
o más bien el asco
la falta marcada como una hendidura
un hueco
pozo del alma, sí, y entonces es eso
Cecilia la desalmada que viene a mi encuentro
para destruirime
para volverme esto que ya no hace, ya no hice
la solución a la dualidad puesta en la pasividad pura
como una piedra sólo recibir
padecer
el tiempo y el mundo erosionando
y así voy
soy ido
llevado
por unas circunstancias de mierda a volverme activo
y desencadeno la tragedia:
Yo embisto a Cecilia
y soy culpable del embarazo.

11.9.09

Dame algo
que me haga olvidar.
Dame un abrazo, o un porro:
me da igual.


Dame un momento
para desloggearme del mundo.


A veces,
necesito cortar el cable

La conexión permanente es nociva:
no puedo ser yo las veinticuatro horas:
Tengo que:
- borrar la cuenta de Facebook
- dar de baja el mail
- cerrar el Fotolog
- el blog
- Youporn

TODO.


Desaparecer del mundo,
perder MySpace para encontrarme,
armarme
apagar la tele y escribir mis propios programas
dejar de leerme en la radio, de escucharme en los diarios,
de verme en tus ojos.

Desaparecer del mundo,
sentir lo que es morir
encontrarme,
fuera del tiempo,
en la inmortalidad,
y renacer.


No quiero tu abrazo:
dame un porro.

15.6.09

¿Qué hacer cuando se acaban las certezas? ¿Qué cuando las creencias caen, una a una, hasta que ya nada queda en pie? Tiembla el mundo, y rompo en llanto. ¿A qué predicarle el ser? En el discurso de lo contingente nada es estable, nada donde hacer pie y comenzar a avanzar. ¿Es éste el límite? ¿No poder conocer redunda en no poder hacer? Eppur, si muove. El movimiento existe, a pesar de Zenón. El movimiento está, yo lo veo, ahí. ¿Y qué es lo que permanece? El río es y no es el mismo. Su esencia, el fluir, cambiar permanentemente, no ser. ¿Cómo hablar, cómo decir algo de él? Y sin embargo, hablamos, nos movemos, decimos que somos, que las cosas son. Las cosas fueron, en movimiento, yendo sin rumbo. ¿Existieron? Caídas las estructuras, no hay humanismo posible. Todo es caos, se mueve sin dirección, arrastrado por la corriente. Fumarse un porro y evitar todo posible intento de acción. Trasladar la determinación y la responsabilidad a una infinidad de circunstancias ajenas e incognoscibles, incontrolables. ¿Existe la voluntad? ¿Existen estos seres grises, a la deriva, perdidos? La sonrisa vacía de un sujeto ausente, ése que no puede decir ni hacer pero se mueve, como se movieron las cosas hasta su desaparición, su disolución en ese otro universo al que no podemos acceder, no todavía. Allá el mundo de los muertos, acá yo. Inmóvil, perdido. Perdiendo. El cigarrillo fue humo antes de diluirse. Todavía puedo saborearlo, a ese objeto ausente-inexistente. Como Ella, en mi boca antes de desaparecer.

19.5.09

Sleep well and see no morning, son of man

Farewell to all belongings
I won or bought or stole;
Farewell, my lusty carcase,
Farewell, my aery soul.


Esto es
el último soplo
las últimas líneas
finalmente
escapar
la procesión hacia lo inefable
desmaterialización para ser
pura potencia
pura energía
estar de vuelta y sin nombre
una alfa privativa para no morir
atravesar el límite
en tus ojos ser digno y gritar
cuando acá no hay más que mentiras
y buscar es lo único verdadero.

5.5.09

¿Deberíamos tener aunque sea una digna despedida? Nunca fuimos presentados. Irrumpimos cada uno en la vida del otro en distintas circunstancias, distintos tiempos. Y de a poco vamos desapareciendo. Perdura la memoria, la reminescencia de eso que alguna vez conocimos, como el aroma de una taza de café vacía o el último plano cuando la película ya terminó. Una despedida, el último parágrafo del capítulo, el último capítulo de la obra. Un epílogo, más bien, esta improbable despedida tardía. Yo ya no tengo más nada para decir. Tengo heridas que no van a ser curadas por palabras, mías o tuyas, porque todas las palabras son del viento, cuando no del lenguaje o la tradición. Esto no va a ser una despedida, ni un epílogo. Nada de eso. Esto es, la crítica, los interrogantes que se plantean al cerrar el libro, las posibles resoluciones, reflexiones, sentencias sobre aquello que ya fue escrito. Darle sentido, insertarlo en el mundo, hacerlo hablar. Como yo nunca pude hacer que vos hablaras, como yo nunca supe hablar.
Mis palabras son del viento. ¿No dije ya, no te creas mis palabras? Mi discurso es pura potencia, pura posibilidad; nada de lo que yo diga es. ¿No era que el hombre se define por lo que hace? Pero vos sos mujer, y te encanta verme prendido del discurso amoroso. No, no es una cuestión de género. No para mí. Para mí es ese aroma, ese dejo amargo cada vez que actualizo, por ejemplo, la imagen de esa noche, me estaba yendo de tu casa y, en medio de la duda, decidí optar por un abrazo tibio y silencioso. Quizás tendría que haber hablado. Quizás tendría que haber considerado la posibilidad de que el verbo fuese carne, que la articulación lingüística podía dar lugar a algo. A fin de cuentas, y mucho tiempo después, parece que me creíste cuando dije que iba a estar todo bien, que no era demasiado grave que no nos viéramos por un tiempo, a pesar de que en mis acciones estaba demostrando todo lo contrario. ¿Vas a volver a creerme?
En el principio era la palabra. Así nos conocimos, con palabras. Intercambiando escritos, manteniendo diálogos cibernéticos. Siempre dentro de lo discursivo. O casi. En algún momento, algo cambió. Y la palabra se hizo cuerpo. En algún abrazo traicionado por mi memoria y recuperado en algún diálogo con vos. En aquel primer beso esa noche de música y alcohol. Pero fue también más, y la palabra se hizo divinidad. Yo adoré tus palabras, todas y cada una de ellas. Te adoré a vos. Me gustaría poder decir que te amé, pero está esa canción que sostiene que el amor, no de a dos, es más difícil, y que suena a cierta flexión, cierta blandura y bondad de carácter, sobre todo si tenemos en cuenta que un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier, etcétera. Acá no hay puentes. Sólo dos caminos que tienen varias intersecciones. Parece que ya hemos pasado la última, y en ningún momento supimos viajar juntos.
A pesar de todo, yo creía en el Amor. Y yo creía que te podía amar, y que te amaba. Ese sentimiento que ardía en mí, la disposición constante y ese precipitarme en acción, para vos, hacia vos, ese fuego que ahora es brasa y amaga con apagarse. ¿Eso es la despedida? ¿Pisotear las brasas y dejar que humeen un poco, antes de que el viento esparza las cenizas y no quede rastro de la combustión? ¿Cómo puede tener algo de dignidad? Acaso sea la despedida un rito fúnebre en el que, por sobre todo, queda una inscripción. La palabra-divinidad, sustrato eterno de la memoria, de la eternidad de mis heridas, de la despedida que nunca vamos a tener. Escribamos, pues, un libro.

18.3.09

in memoriam (1987-2008)

Esto es
lo indecible
lo intratable
la fascinación ante el cuerpo
muerto
una mirada, una caricia
en ella se va
la evidencia última
somos distintos, separados
discontinuos
medios andróginos divididos
en nosotros la tristeza
angustia profunda
ser y no ser a la vez
estar en el límite
vos allá
yo acá
esto es
el fin
de la vida
vos acá
muerta
y yo que me pierdo del otro lado
buscándote
degustando la amargura
que ni una ni mil lágrimas
pueden aplacar
frente al cuerpo
materia evidente
de esto que me duele:
la pérdida
o
la perdida.

19.2.09

No hay pociones para el amor
no hay una fórmula mágica
frase hecha
no hay nada
que yo pueda hacer
zona gris entre dos
muertes
muertos
ya están todas las cartas jugadas
el destino ya está hecho
y sólo aguardamos la ejecución
el espectáculo patético



Basta

basta de abstracciones
basta de hablar en términos
no se llama dolor
no se llama sufrimiento
es
no sentirte
saber que no te tengo
esto nunca fue una historia de amor
enamorados a destiempo
perdidos
somos animales
nos matamos y nos comemos y nos lloramos pero nunca
supimos amarnos
somos separados
dos cuerpos a la deriva
y ningún autor para escribirlos
acomodarlos
personajes de la nada
de nadie
ideas separadas sin actores que nos participen
somos de esta pluma
una mancha, un poco de frío
soñados, dormidos:
muertos.

15.1.09

[E] Sirenas

ya sin lengua que enrollar sin barco que hundir
escapan volando
mientras nosotros nos precipitamos hacia las profundidades del océano
por no tener un mástil del que aferrarnos
por ser animales
ávidos de conocer
nos dejamos llevar
nos lanzamos al vacío


Allí van
nuestros cuerpos
perdidos.

14.1.09

Hit me baby one more time!

Es que Britney lo dice tan bien
From the bottom of my broken heart
there’s just a thing or two I want you to know
:

1) Soy profundamente anti-peronista:
cuando las hordas se acercan
yo me refugio en un bar pagando diez mangos por un café de mierda
me pliego a los rezongos de las viejas del barrio momificadas en Louis Vuitton

y después me pongo a escribir
estos versos pedorros
la queja inútil de un bo-bo que mira desde el otro lado de la ventana
mientras el Ipod me recuerda
how was I supposed to know that something wasn’t right here?

I wanna believe in everything that you say, ‘cause it sounds so good
porque la vida sería mucho más fácil si uno pudiera simplemente creer y actuar pasionalmente
ser peronista y bostero
y mirá que lo intenté, eh
quise atajar con la doce en la espalda
pero me pusieron un uno
y me cagaron a goles.
No soy más que una gallina,
un borracho del tablón.

2) Sometimes I run, sometimes I hide
sometimes I’m scared of you
but all I really want is to hold you tight

porque, en el fondo, es eso
¿o no era que todo discurso es un discurso amoroso,
que la falta, el deseo y todo lo demás?
¿Y dónde estás, putita mía?
Loving you means so much more
y en tu ausencia no sé qué hacer
me vuelvo crazy
thinking of you keeps me up all night
y entonces le entro al whisky
me voy de paseo a Puán
y me pongo a escribir
como si fuera un Bukowski argentino, gorila y devaluado
o un beatnik del tercer milenio y el tercer mundo.

Y si rayo en la incoherencia
si a veces parezco un puto esquizofrénico
no es mi culpa:
I don’t know how to live without your love.