Subirme a una máquina de muerte,
dirigirme
al encuentro con el otro
más allá de toda legalidad
sobre el límite de la vida
el otro es ella
Cecilia
como aquella primera vez
censurada
truncada
la fascinación ante lo prohibido
o más bien el asco
la falta marcada como una hendidura
un hueco
pozo del alma, sí, y entonces es eso
Cecilia la desalmada que viene a mi encuentro
para destruirime
para volverme esto que ya no hace, ya no hice
la solución a la dualidad puesta en la pasividad pura
como una piedra sólo recibir
padecer
el tiempo y el mundo erosionando
y así voy
soy ido
llevado
por unas circunstancias de mierda a volverme activo
y desencadeno la tragedia:
Yo embisto a Cecilia
y soy culpable del embarazo.
De pretendida épica a aires de revista: operaciones que no hacen ni chicha,
ni limonada
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Hace un par de semanas recibí la grata sorpresa ser invitado al teatro por
parte de una de las minas más lindas que conozco; la obra que tuvo ocasión
de re...
Hace 13 años.
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